miércoles, 18 de marzo de 2009

UNA CARTA (I)

El 21 de enero de 2009 se hizo público el Decreto de levantamiento de la excomunión latae setentiae a los cuatro obispos de laFraternidad Sacerdotal San Pío X.

A este decreto siguió una reacción mediática que confundía y ponía en primer plano una declaraciones que hizo un obispo miembro de esta Fraternidad.
Parecía que el Papa había dado el visto bueno a esta opinión y se le acusaba de retroceder el diálogo de la Iglesia Católica con los judíos.

El jueves 12 fue publicada una Carta del Papa Benedicto XVI Sobre la remisión de la excomunión de los cuatro obispos ordenados por el arzobispo Lefebre, dirigida a todos los obispos, tiene como finalidad : "dirigiros una palabra clarificadora, que debe ayudar a comprender las intenciones que me han guiado en esta iniciativa".

Veamos parte de su contenido:

"Una ordenación episcopal sin el mandato pontificio significa el peligro de un cisma, porque cuestiona la unidad del colegio episcopal con el Papa. Por esto, la Iglesia debe reaccionar con la sanción más dura, la excomunión, con el fin de llamar a las personas sancionadas de este modo al arrepentimiento y a la vuelta a la unidad. Por desgracia, veinte años después de la ordenación, este objetivo no se ha alcanzado todavía. La remisión de la excomunión tiende al mismo fin al que sirve la sanción: invitar una vez más a los cuatro Obispos al retorno".

"La remisión de la excomunión ha sido un procedimiento en el ámbito de la disciplina eclesiástica: las personas venían liberadas del peso de conciencia provocado por la sanción eclesiástica más grave".

"Por tanto, es preciso distinguir entre el plano disciplinar, que concierne a las personas en cuanto tales, y el plano doctrinal, en el que entran en juego el ministerio y la institución. Para precisarlo una vez más: hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia".

Aquel decreto pretende ayudar a los obispos ordenados sin el madato pontificio para que vuelvan a la comunión de la Iglesia.

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