sábado, 8 de mayo de 2010

LA SANA PASTORAL DE LOS SACRAMENTOS


Cuando la fe cristiana se debilita, las creencias humanas aumentan. Cuando la fe no transforma la vida, ésta se vive como un peso que impide vivir la propia vida y se mira como algo de lo cual hay que liberarse. Aumentan las creencias en los conocimientos humanos, en lo palpable, en lo que se comprueba o len o que dicen los demás. Se es capaz de creer en cualquier cosa, con tal de hacer cualquier cosa con la vida.

En cambio, cuando la fe cristiana es auténtica lleva al hombre el encuentro con Dios, al Dios que es “absoluta verdad, bondad, amor, belleza, luz pura”, a Dios que ha tomado en serio su creación, y ha enviado a su Hijo, Jesucristo, para reconducir al hombre a su verdad auténtica y profunda. Sólo Cristo salva al mundo y al hombre. Y esta es la tarea actual de la Iglesia: exixte para hacer presente, para comunicar esta salvación.

De esto trató la catequesis del Papa el miércoles 5 de mayo. Si algunos, en tiempos no lejanos, quitaron importancia a la pastoral de los sacramentos, privilegiando sólo el “anuncio”, ahora es necesario “promover la sana pastoral de los sacramentos” para ser fieles a la misión recibida, puesto que “el anuncio misionero y el culto y los sacramentos nunca van separados”. Así la fe, a través de la vida de los cristianos, es sal de la tierra y luz del mundo.


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