jueves, 14 de mayo de 2009

NAZARET: DEFENDER LA FAMILIA Y LA MUJER


Al celebrar la Misa en Nazaret, el lugar donde María recibió la visita del arcángel Gabriel, el Papa vuelve ha hacer un llamado sobre la defensa de la familia, y de la mujer:

...Al reflexionar sobre estas realidades, aquí, en la ciudad de la Anunciación, nuestro pensamiento se dirige naturalmente a María, "llena de gracia", la Madre de la Sagrada Familia y nuestra Madre.
Nazaret nos recuerda el deber de reconocer y respetar la dignidad y misión concedidas por Dios a las mujeres, como también sus carismas y talentos particulares. Ya sea como madres de familia, en cuanto presencia vital en las fuerzas laborales y en las instituciones de la sociedad, ya sea en la particular vocación a seguir al Señor mediante los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, las mujeres tienen un papel indispensable en la creación de esa "ecología humana" (Cf.
Centesimus annus, 39) de la que nuestro mundo y también esta tierra tienen una necesidad urgente: un ambiente en el que los niños aprendan a amar y querer a los demás, a ser honestos y respetuosos con todos, a practicar las virtudes de la misericordia y del perdón.

En esto, pensamos también en san José, el hombre justo que Dios quiso poner al frente de su casa. Del ejemplo fuerte y paterno de José, Jesús aprendió las virtudes de la piedad masculina, la fidelidad a la palabra dada, la integridad y del trabajo duro. En el carpintero de Nazaret vemos cómo la autoridad puesta al servicio del amor es infinitamente más fecunda que el poder que busca el dominio. ¡Cuánta necesidad tiene nuestro mundo del ejemplo, de la guía y de la silenciosa calma de hombres como José!

Finalmente, al contemplar la Sagrada Familia de Nazaret, dirigimos ahora la mirada al niño Jesús, que en la casa de María y de José creció en sabiduría y conocimiento, hasta el día en el que inició su ministerio público.
En esto, quisiera compartir un pensamiento particular con los jóvenes presentes. El Concilio Vaticano II enseña que los niños tienen un papel especial para hacer crecer a sus padres en la santidad (Cf.
Gaudium et spes, 48). Les pido que reflexionen sobre ello y dejen que el ejemplo de Jesús les guíe no sólo para demostrar respeto a sus padres, sino también para ayudarles a descubrir con más plenitud el amor que da a nuestra vida el sentido más profundo.

En la Sagrada Familia de Nazaret, Jesús enseñó algo a María y a José sobre la grandeza del amor de Dios, su Padre de los Cielos, la fuente última de todo amor, el Padre de quien toda familia en el cielo y en la tierra toma su nombre (Cf.
Efesios 3, 14-15)...

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