lunes, 19 de abril de 2010

PAPA BENEDICTO: RUEGUEN POR MÍ, PARA QUE NO HUYA ANTE LOS LOBOS


Hace cinco años fue elegido Josep Ratzinger fue elegido como Sucesor de Pedro, Obispo de Roma. Hace 5 años la Iglesia recordaba el gran testimonio del papa Juan Pablo II, quien había estado presente en todo el mundo para anunciar a Jesucristo. La muerte de Juan Pablo II no pasó desapercibida. Muchos de mi edad, sólo habían escuchado o conocido a Juan Pablo II. Ahora el Papa lleva el nombre de Benedicto XVI. Tiene 83 años. Es el 264 sucesor de San Pedro. Sucesor del apóstol que recibió la misión de confirmar en la fe a sus hermanos. Durante más de 20 años el cardenal Ratzinger había dirigido la Congregación para la Doctrina de la Fe.

A nivel mediático, -es decir, aquello que se publica en los periódicos, revistas de opinión, servicios informativos de radio y televisión, páginas de internet, y que viene filtrado por las agencias de prensa- el nuevo papa no era uno de los que aparecía como los más populares. Al menos así lo presentaban. Si lo nuevo, lo innovador, lo “progresista” es lo que siguen los periódicos, estos adjetivos no se encontraban en el perfil del nuevo papa. Los comentarios se hacían más frecuentes para mostrarlo como una persona, un cardenal, un teólogo, que no estaba a la altura de los tiempos. Los comentarios a nivel mediático no han cambiado mucho. No nos extrañemos si no hablan bien de él por ser fiel a Jesucristo. “Hay Si todo el mundo les alaba..!

Si un papa es elegido para guiar a la Iglesia, -Iglesia que se constituye por voluntad de Jesucristo, Iglesia que ha sido perseguida, Iglesia que permanece a través de los siglos, Iglesia que está llamada a anunciar el Reino de Dios, Iglesia que busca la salvación integral del hombre…- entonces son los cristianos, miembros de un mismo cuerpo, coherederos con Cristo, quienes deben seguir con atención la voz del Pastor con fidelidad.

Hace cinco años pedía a todos los católicos: “Rogad por mí para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia, a cada uno de vosotros, tanto personal como comunitariamente”… “Rogad por mí para que, por miedo, no huya ante los lobos. Roguemos unos por otros para que sea el Señor quien nos lleve y nosotros aprendamos a llevarnos unos a otros".

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